sábado, 1 de agosto de 2009

EATIC - un informe especial...

Informe sobre "La teoría Uno y más allá de la Teoría Uno"
David Perkins en “La Escuela Inteligente”, enuncia la “Teoría Uno” que afirma:
La gente aprende más cuando tiene una oportunidad razonable y una motivación para hacerlo”, apoyándose en condiciones como información clara (explicaciones sin ambigüedades), práctica reflexiva (estimulación para idear estrategias de abordaje y reflexión), realimentación informativa (debe ser clara), fuerte motivación intrínseca y extrínseca (conectar a los alumnos con la vida fuera del aula y sus aspiraciones personales). Por supuesto, cada una de estas condiciones tienen cuestiones problemáticas en la realidad educativa. Para remediarlas es necesario orientar a los docentes hacia una concepción más rica y selectiva del método de enseñanza.
Esta teoría (que no es un método) sólo marca un punto de partida en la concepción de una buena enseñanza y analizándola en profundidad, permite mejorar considerablemente la práctica educativa. Reúne un conjunto de principios válidos de ser aplicados en cualquier método. “Una buena enseñanza requiere métodos distintos para ocasiones distintas”. Considerando todo esto propone los tres métodos generales para lograr una buena enseñanza que destaca Adler:

  1. La instrucción didáctica: centrada especialmente en la explicación; se exponen los qué y los por qué de un determinado tema. Sus elementos tienen que ver con la claridad informativa principalmente de la Teoría Uno.

  2. El entrenamiento: existe una fuerte vinculación entre la instrucción didáctica y el entrenamiento ya que si no existe una base informativa sobre un determinado tema los alumnos no tendrán nada que practicar. Éste pone el acento en dos condiciones de la Teoría Uno, la práctica reflexiva y la realimentación informativa. Las tareas principales del docente aquí son asignar las prácticas, alentar a los alumnos a reflexionar, ofrecer realimentación, suministrar claridad en la información.

  3. La enseñanza socrática: el docente plantea un enigma conceptual e incita a investigar el asunto. Actúa como incitador, moderador en la conversación, se procura que el alumno deduzca consecuencias, llegue a contradicciones, aprenda a construir teorías válidas. Aquí el maestro no provee demasiada información pero sí controla la claridad de la que es suministrada por los alumnos, alentándolos a examinar la información de manera crítica. Cuando los alumnos discuten entre sí el maestro socrático exige una práctica continua de reflexión como así también provee realimentación inmediata por medio de estímulos y críticas; también aprovecha la estimulación instrínseca.
    La Teoría Uno encierra principios certeros para una buena enseñanza, pero como se dijo es el puntapié inicial a otras teorías que fueron surgiendo gracias a investigaciones avanzando hacia un más allá de la Teoría Uno.
    Así la perspectiva constructivista, la evolutiva, el aprendizaje cooperativo y la colaboración entre pares, la motivación intrínseca, la valoración de las inteligencias múltiples, el aprendizaje situado en un contexto, en fin… cada una de ellas se suman a la Teoría Uno, la complementan de algún modo, pero es importante no perder de vista los fundamentos de la Teoría Uno.
    Hoy la educación de nuestros jóvenes es un desafío, son los docentes quienes tienen que analizar y determinar cuál es el método más apropiado para la enseñanza de un determinado tema, y cuáles serán las herramientas más apropiadas para lograr los objetivos, captando el interés de los alumnos, alumnos con características tan propias de los jóvenes de hoy y tan diferentes a los de ayer.

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